Vicente José de Oliveira Muniz nació en Sao Paulo en 1961 y
dedicó parte de su trabajo a transformar los materiales en ideas a través mostrarle
a las personas un nuevo mundo por medio del arte. Desarrollando su iconografía
a raíz de otras personas.
Éstos se ganan la vida con la basura, se encargan de
recolectar los materiales que el mercado demanda en ese momento, donde las
mujeres prefieren recoger el plástico, entre otros motivos porque es más
ligero.
Lo que Vik Muniz pretende es hacer un reportaje a estos recolectores
y con el dinero que gane donarlo a la asociación de recolectores del Jardín
Gramacho.
El grupo de recolectores se basa en su mayor parte en
personas ignorantes o analfabetos que en muchas ocasiones tiran objetos de gran
valor como libros importantes.
El vertedero es algo que se contempla mejor desde cerca que
desde lejos. En un primer plano podemos apreciar las sonrisas, los juegos,
cosas que desaparecen al observarlos de lejos, punto desde el cual parecen
hormiguitas cumpliendo su trabajo diario. A estos recolectores nadie los
conoce, nadie sabe sus nombres ni de donde vienen, al igual que la basura de
Jardín Gramacho.
“Ser pobre no es malo, es peor ser rico y
que tus principios se ahoguen en un foso”.
“A veces dicen, pero
por una latita? una latita es importante porque 99 no son 100 y la que falta
marca la diferencia.”
“La lucha es grande
pero la victoria segura.”
Vicepresidente de la asociación, Valter dos Santos.
Vik conoce a unas
recolectoras, una de ellas se llama Isis, (derecha), la cual le cuenta un poco
su vida, afirma que no tiene futuro ya que gana de 15 a 18 euros al día en el
vertedero, se sincera con Vik y entre lágrimas le cuenta que está enamorada de
un camionero que estaba casado y que acababan de romper, tenía su nombre
tatuado en la pierna.
Aquí podemos ver la fotografía que Vik le hizo a Isis usando
sólo materiales del vertedero.
También podemos ver fotografías del mismo presidente de la
asociación, Tiâo Santos, quien él mismo se considera amante de Nietzsche y de
Maquiavelo, de ahí a que su fotografía sea una imitación a la escena de muerte
de Maquiavelo.
Los recolectores cocinan en el mismo vertedero, de esto se
encarga Magna, una cocinera de restaurante con mucha experiencia, que afirma
estar muy a gusto en el vertedero, “Entre
basuras soy muy feliz”.
Su marido está en paro y ella es quien tiene que mantener a
su familia, prefiere trabajar en el vertedero a hacer la calle. A continuación
su fotografía por Vik Muniz.
En este vídeo aparece un hombre que cuenta que el antes
tenía una vida normal y tranquila hasta que murió su padre, ahora es
recolector. Una vez fue atrapado por la puerta de un camión rompiéndose una
gran cantidad de huesos, 20 personas del vertedero le donaron sangre.
Estos recolectores trabajan de noche, de día, con lluvia o
con sol, lo definen como un trabajo normal.
Otra de las fotografías que podemos apreciar es de una de
las recolectoras que cuenta que una vez se encontró a un bebé entre las
basuras, y que esto hizo que se acordara de sus dos hijos, ella tiene 18 años y
come basura ya que no tiene dinero y ve a sus hijos de dos y tres años cada dos
semanas. Su hija y su padre sufrieron una micosis. Su sueño sería montar una
guardería. Ésta es su fotografía:
Un día, al salir el presidente del banco con 4000€ de cobrar
los sueldos de toda la plantilla, le roban el dinero y piensa en tirar la
toalla.
Vik en su pasado también era pobre y comenta estar muy
enorgullecido de serlo y de sus padres. “Tenemos todo lo que necesitamos”. “Prefiero
no tenerlo todo y no desear nada a tenerlo todo y desear algo”
Se plantean llevarlos a Londres pero lo discuten por el
miedo a que no quieran volver al
vertedero. Vik defiende que llevarlos allí los incentivará a que tramen
un plan para salir del vertedero. Entonces es en 2008 cuando finalmente se los
llevan a Londres, van a una subasta y Marat Sebastiao se vende por 28.000 libras. Marat
se queda con el dinero tal y como se lo prometió Vik.
Thiago afirma “Soy muy feliz, Dios ha sido muy bueno
conmigo”
Cabe destacar parte de
la conversación que mantienen Vik y Thiago:
-Que era una porquería.
-¿Porqué?
- Porque no lo entendía.
Una vez vendido la fotografía en la subasta van todos juntos
al Museo de Arte Moderno de Londres, donde todos son fotografiados,
entrevistados…
“Al ver las ganas de vivir que tiene esa gente, te ayuda a
inspirarte, yo he aprendido mas de ellos que ellos de mi” Vik Muniz.
Esta exposición llegó a ser la segunda exposición más célebre
después de la de Picasso.
Finalmente Jardín Gramacho cerrará sus puertas en 2012 para
el sueño de todos, y Valter, tras su muerte, es considerado un líder, 99 no son
100.
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